Procuraba no perder sujetándole
las nalgas, pero la jodida partida se torció y perdió el dinero apostado. Entonces
los naipes se convirtieron en cartones marcados por el diablo, las nalgas un
jodido culo más que dejar caer en el suelo, los compañeros de mesa unos hijos
de mil perras y el revólver cargado con una bala la mejor forma de acabar con
todo.
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