El incómodo cadáver del mediador familiar molestaba tendido
en medio del salón, así que lo puso en el sofá, de cara a la televisión. Abrió
una cerveza y se sentó a su lado.
—¿No te gusta el fútbol, amigo? De momento vamos dos a cero.
Desvió su mirada hacia el otro sofá, donde el cadáver de su
ex-esposa no perdía detalle del partido. Llamaron a la puerta.
—Debe ser el del seguro.
El partido iba para goleada...
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