2 ene 2013

Mi clase y mis niños


Mi clase y mis niños
  

Mi clase sin niños  es una nevera.
Mi clase sin niños es como un trastero.
Mi clase sin niños, vacía pecera.
¡Mi clase sin niños yo no la quiero! 

Trabajo por ellos aunque les riña.
Preparo sus fichas, su regla y compás.
Y cuando veo que hacen la ficha
yo estoy contento. ¡Ya saben más!  

Algunos de ellos son especiales.
Y es que mis niños no son iguales.
Leen más despacio, escriben torcido,
pintan, se salen, disfrutan, padecen.
Yo les corrijo, yo les ayudo,
y ellos con mimos me lo agradecen. 

Las sumas, las restas, saber escribir,
los mapas, las plantas, el verbo to be,
la reli, gimnasia, el cono también:
saber es la base que ayuda a elegir. 

Mis canas y yo envejecemos con ellos.
Ellos lo ignoran, pero les quiero.
Porque en la escuela, como en la vida
la vocación es más guay que el dinero. 

Sí. Soy maestro y trabajo en la escuela
con los de aquí y los de fuera también,
para que un día, uno cualquiera,
lo que ahora reciben, luego lo den.

 

 

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