2 ene 2013

La nueva de la clase


La nueva de la clase 

La niña al colegio muy contenta va.
Es nueva en el pueblo, ¡pero que más da!
Haciendo la fila, se pone a observar:
saluda a algún chico, pero eso da igual. 

Se mira a sí misma y empieza a entender.
"Es éste colegio todos visten bien".
Se mira y se mira una y otra vez:
por su zapato ya un dedo se ve. 

Sus padres le dicen que sea buena mujer,
que ellos tienen muchas cosas que hacer.
Tres calles más lejos, cuando  no les ve,
sacan su reserva para ir al INEM. 

La niña entra en clase y se sienta a escuchar.
Un viejo maestro les empieza a hablar:
"Tenemos la suerte de ser una más,
una nueva amiga con la que jugar". 

Un niño le dice que cómo se llama,
y ella, contenta, responde que Amalia.
El niño le dice: "Mi padre es banquero".
Amalia responde: "¡Tendrá mucho dinero!" 

La niña de enfrente la mira enojada:
"Llevas una ropa que no vale nada".
Amalia no sabe ni qué contestar.
Se mira de nuevo y empieza a llorar.
La niña de enfrente  muestra su cartera,
tan nueva, tan rosa, tan limpia por fuera.
Amalia se encoje y no sabe qué hacer:
"Yo tengo cartera, a medio coser". 

El viejo maestro percibe la escena
y piensa en la niña que ha venido nueva.
Y piensa en sus padres y en su situación
y entonces decide coger el timón:  

"No quiero en mi clase palabras que ofendan.
Yo quiero en mi cole a todos por igual.
Las cosas son cosas y desaparecen.
Las buenas personas siempre permanecen. 

Es un gran error el juzgar de repente
sin antes saber cómo es la gente.
Hablar, conocer, preguntar y saber
os hará a todos libres para crecer. 

La gente que os quiere, como vuestros padres
hace lo imposible para vuestro bien.
No importa el dinero que ellos posean:
importa el amor que a vosotros profesan. 

Y aquí en el colegio todos sois iguales,
los altos, los bajos, los de aquí y de allá.
Por eso, Amalia, a partir de ahora,
levanta la cara y  muestra tu sonrisa.
Porque éstos alumnos, también su maestro,
ahora más que nunca, la necesitan".

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