16 mar 2015

HISTORIAS DE LA HISTORIA



Pintando aquellos extraños bisontes no se percató del paso del tiempo. Agotado, decidió descansar. Cerró los ojos durante un largo periodo hasta que unas voces rompieron el silencio de aquella cueva.

-¡Mira papá, bueyes!- exclamó María.

Años después la ciencia lo calificó como "la Capilla Sixtina" de la prehistoria. Pero nadie supo ni sabrá que, en realidad, fue un maravilloso regalo para una caprichosa mujer, tal vez la hija del chamán. 

Los libros de historia nunca hablarán de su amor.


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