Esperó hasta dormirse y soñó con
otra Navidad. Aún sabiendo que su ideal era casi una utopía, su fe y su
infinita capacidad para creer en lo mejor del ser humano mantenían con vida su
cruzada. Soñó con una Navidad humana y fraterna, con un fuerte consumismo
emocional y no material. Soñó con una Navidad sencilla, donde compartir fuese
algo más que repartir. Soñó con una Navidad globalmente solidaria con los
apartados, los incomprendidos, los infectados. Soñó, soñó y soñó...
-Santidad, es la hora.
- Es la hora de los que no han
tenido tiempo-respondió.
Comió
con los marginados de Roma. La Navidad era aquel bonaerense con viejos
zapatos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario